Tomado
de Colombia aprende. Adaptado por Freddy Urrego. Algunas palabras expresadas en
este texto no comprometen el pensamiento institucional de La Eduardo Santos.
Son mi responsabilidad directa.
LA OTRA BATALLA: LA DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA.
El magisterio
liberador, conformado por miles de
afiliados combatientes entre criollos, mulatos, mestizos, zambos,
etno-educadores y afrodescendientes estaba comandado por la FECODE; la vanguardia, por los sindicatos
regionales y la retaguardia, por estudiantes y padres de familia, procedentes
hasta de los lugares más recónditos; donde han sido invisibilizados durante
largo tiempo.
Por su parte, la coalición Santista que pertenecía a la primera división del estado
mayor –encargada de aniquilar la protesta social- estaba conformada por gobernadores, alcaldes, ministros, congresistas y, hasta
por partidos de derecha, cuya cabeza visible era la de un señor que le encanta
la tala de árboles pensantes con ruidosas moto-sierras y cuyo nombre no quiero
mencionar. Muchos de ellos eran de clase alta; el resto de media y baja. Su Comandante General era el Nobel de paz
Juan Manuel Santos; una ministra de educación al servicio de otros
ideales, y sus discípulos: el ESMAD, y otros anormales.
No obstante, para la FECODE, sus filiales
y la comunidad educativa, no fue un impedimento su fuerte rival y aprovechó el
deseo de defender la educación pública latente en sus asociados para vigilar
los pasos y evitar la firma del acta de acuerdo que pondría fin a la enseñanza
con inversión notoria. Fue entonces cuando varios de los beligerantes
concentrados en la plaza de Bolívar, en la capital, treparon por muros e
ingresaron al congreso. Allí comenzó el debate –al que no habían sido invitados-.
No hubo medios de comunicación, pues, les importaba más la situación venezolana
que la propia. Todo el día saturaban la pantalla y la radio con dicha crisis.
A pesar de que los argumentos eran
intensos en los dos grupos, los
profes tenían y sentían más el problema, unidos y con facilidad en las
comunicaciones-medios independientes y periodismo sindical-, mientras
que los gobernantes de turno
comenzaban a fatigarse con las exigencias y la justificación de aquellos y,
desde luego, porque su soporte visual y auditivo no daba cuenta de la acalorada
discusión.
Al final, el propio Juanma no pudo lograr
parar la rapidez con la que los educadores los cercaron y aplastaron sus
posiciones antipopulares. No tuvieron más remedio que rendirse ante el grito de: “Dure lo que
dure, cueste lo que cueste, si luchamos como
hermanos este paro lo ganamos”. Por varios minutos, al unísono,
retumbaba el eco en las paredes y a kilómetros de la fría ciudad.
La lucha terminó
a las 4 de la tarde. No hubo muertos, no fue necesario, pero si pagaron caro la poca inversión
y la violación de los derechos fundamentales. Juanma reconoció que pensaba huir
del país con algunos de sus hombres más cercanos, fruto de su agotamiento
físico y el bajo nivel de aceptación. Fue puesto preso, casa por cárcel; ahora
trabaja desde allí en una página web elaborando material didáctico para las
escuelas campesinas. El que sí se salió con la suya, fue el señor matanza, se
fugó en una moto con Popeye rumbo a un centro comercial al norte de Colombia;
la última vez que un docente lo vio afirma que andaba entre la multitud
haciéndose pasar por agricultor. Camuflado, entre aquellos, maquillado por
estudiantes de artes de la universidad de Antioquia, quienes; a cambio,
recibieron muchas de las tierras arrebatadas durante periodos violentos y, de
este modo, devolverlas a sus reales dueños.
Así termina la
campaña en defensa de la educación pública que se realizó durante 5 semanas que
se hicieron eternas. Desde el inicio de la lucha cuando el magisterio expuso el pliego de
peticiones ante el gobierno de turno, se vislumbraban horas de caminata y de
pancartas, de reuniones y decisiones, desde los puntos cardinales extremos
hasta el centro. Para, finalmente, lograr la victoria en la capital.
Esta lucha se
convirtió en el inicio de más victorias sindicales, y se considera de suma
importancia, pues, llevó al despertar de la conciencia dormida y sumisa de
algunos sectores populares.
Freddy Urrego Docente
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Hola, muchas gracias por tomarte el tiempo de leer. Espero contar con tu presencia en nuevas ocasiones. Un fuerte abrazo y buena luna.