jueves, 26 de marzo de 2020


HUMO DE PASIÓN ALADA

Parado en mi balcón contemplo, estupefacto, el hongo de humo negro que emana del centro de la ciudad. Antes de averiguar lo que sucede, a través de los medios, decido hacer uso de los binoculares que tenía guardados para observar la luna; sin embargo, la contaminación atmosférica, resultante de la agobiante forma de vivir en esta urbe enferma por la ambición, me había obligado a desecharlos.

Al ubicar mis ojos en los lentes y enfocar el sitio; sospecho que el incendio ocurre en la academia de historia. Me embargaba la tristeza al tiempo que las llamas crecían. Hubo un instante, quizá el más asombroso, donde el humo adquiría forma de libro suplicante, de palabra libertaria, de verbo en futuro, de pérdida de identidad. Fue allí, cuando decidí acudir al lugar de los hechos.

Al llegar todo era ruinas, por fortuna ningún lesionado, las pérdidas parecían incalculables. No provocaba hablar con nadie. De pronto, vi un libro al que aún se le movían sus hojas; fui por él y lo traje conmigo. La parte correspondiente al poblamiento de Medellín estaba casi inservible; las que se agitaban estaban en blanco. Justo ahí, se me ocurrió escribir una especie de súplica, algo así como una mezcla de sentimientos encontrados. No me puedo negar el derecho a soñar, aún en medio de las balas dirigidas a los que se atreven a cuestionar. A veces dan en el blanco, a veces dan en el negro; otras veces en el mestizo o en el mulato, y hasta dan en el silencio cómplice de los indolentes con quien yo no trato.

Independiente de quienes nos hayan visitado primero, de quienes se asentaron en este valle de gritos y de esperanza; independiente de los edificios que emergen indiferentes hacia el infinito porque hacia los lados no queda espacio; es hora de sentar una posición más vehemente, de pintar al óleo o en el grafiti ese clamor de justicia y de no repetición de las matanzas.

Basta ya de tanta sumisión que pareciera inyectada en el alma cual veneno eficaz para perpetuar la oscura pérdida de memoria. No más desinterés por aprender a leer de manera crítica una realidad que, para muchos, es la única alternativa de supervivencia. El presente es de lucha, el futuro de libertad.

La palabra tiene muchos usos, el llamado es a la unión de las voces por una Medellín verdaderamente más humana. Que la innovación tecnológica no opaque la imprescindible innovación afectiva. Plasmada ésta en la caricia y en el abrazo reconfortante, no solo para quien lo necesite sino también para ti mismo.

Ese abrazo que viene emergiendo con miedos, pero sin retroceder.  Siendo responsables, éticos, solidarios, respetuosos consigo mismos, con la naturaleza, con tus compañeros de andanza, de estudio, de trabajo. Brindando sin necesidad de copas, contribuyendo a la conservación, recreando tu aprendizaje, finalizando con altura tu año lectivo, completando tu ciclo. Cuidándote de las malas influencias, asumiendo retos inteligentes, tomando decisiones pertinentes.

Después de esta última palabra, de nuevo un hongo de humo; pero esta vez, paseándose por mi cuarto. Una sombra estaba incinerando un baúl de malos recuerdos. A ustedes los salvé de las cenizas. Se les quiere, feliz resto de semana.
     

FREDDY URREGO DOCENTE


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, muchas gracias por tomarte el tiempo de leer. Espero contar con tu presencia en nuevas ocasiones. Un fuerte abrazo y buena luna.