CONSUME
SABER (Editorial para el periódico Tiempo Santista)
Corrían
los días finales del tercer período, su preocupación se centraba en superar los
PAP del primer semestre a los que se había visto obligado debido al descuido
constante que lo mantuvo ausente de sus responsabilidades académicas, más no de
sus preferencias en las horas de esparcimiento.
La
presión se hacía cada vez más fuerte; sentía que no sería capaz y, sin embargo,
lo intentaba. Dejó de cumplir otros compromisos en aras de saldar las deudas
que tenía con aquellas áreas. Olvidando, con ello, que la deuda esencial era
con él mismo, con lo que le corresponde como ser en proceso de crecimiento
constante.
Como
lo presentían sus amigos más cercanos, no le bastó con las ganas que le puso; éstos
se encargaron de desmotivarlo y de seguirse burlando de sus fallidos ensayos.
Los mismos a los que ellos no quisieron apuntarle.
Derrotado
y esperanzado en más oportunidades, lo que sí tenía presente era esa pequeña
ansiedad de meterse en su cabeza la sustancia que, se convertiría
posteriormente, en su peor decisión.
Con
ella sí era puntual, no podía faltarle porque se desesperaba, y no terminaba un
día sin intoxicarse con la misma y, desde luego, con los semejantes. Esos que,
cuando vieron al amigo ya sumido en la dependencia, optaron por aplaudirle en
lugar de aceptar que se equivocaron y que pudieron cambiar el rumbo de sus
vidas para orientarlo hacia la felicidad.
Educando
Santista, no esperes hasta el tercer período para preguntarte si aún hay
posibilidades de aprobar el año escolar. Lo que realmente debes meterte en la
cabeza es una elevada dosis de fuerza de voluntad, de amor propio evidenciado
en un comportamiento virtuoso, de conocimiento tendiente a la elevación en la
escala social; alcanzada éticamente con tu desempeño integral. Si vas a
trasnochar, que no sea en vano. Aprende a disciplinarte repartiendo el tiempo
de manera práctica, investiga métodos de estudio sí es necesario.
Púlete
como obra de arte, cólmate de hojas fantásticas como árbol gigante, combate tus
miedos sin hacerte daño, no permitas que tu conciencia flaquee, hazte música y
componte una canción auto motivacional, mírate al espejo y fíjate metas a corto
plazo; si caes en el intento, no desistas, pide ayuda, alguien puede
escucharte; escúchate tú mismo. Ahoga la displicencia en un mar de sueños
intelectuales.
Me
dueles cuando has consumido sustancias nocivas porque has caído preso de quien
te quiere sumiso. La libertad no implica la descomposición personal; por el
contrario, el joven inmerso en el deleite por el aprendizaje potencializa sus
derechos cumpliendo, a conciencia, con sus deberes: la vida tiene sentido, ese
eres tú.
Freddy
Urrego
Docente ÉTICA Y VALORES
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Hola, muchas gracias por tomarte el tiempo de leer. Espero contar con tu presencia en nuevas ocasiones. Un fuerte abrazo y buena luna.